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SEXO, AMOR Y OTRAS HISTORIAS







Capítulo 4
SILVIA Y EL SEXO


Todavía recuerdo la cara de mi amigo Daniel cuando me escuchó decir que yo me masturbaba. Con el tiempo me dijo que él pensó: ¡Vaya tía, y lo dice como si nada!
A ver señores, estoy escribiendo mis memorias en el año 2020, y que las mujeres todavía tengamos que luchar por la igualdad sexual, me parece algo tan antiguo, tan atrasado, tan absurdo...que podría seguir poniendo calificativos a este hecho, pero me cansa, no lo voy a hacer.
Descubrí el botón mágico (como yo le llamo) siendo adolescente, y aunque he de confesar que la primera vez que sentí un orgasmo creía que me estaba haciendo pipí, me di cuenta de que mi cuerpo reaccionaba de manera natural, y era una sensación maravillosa.
Mujeres del mundo, explorad lo que tenéis entre las piernas, sin vergüenza, sin miedo, sin tapujos, ya que el cuerpo es tuyo, vives con él y deberías conocerlo, disfrutarlo.


Mi primer beso llegó a los 16 años. Llevaba tiempo oyendo a mis amigas hablar de los besos, pero a mí aún no me había llegado el momento. Por lo visto había un tipo de beso llamado "roscazo" y en esa época se contabilizaban (ja, ja, ja).
Yo solía ir con mis amigas a la disco de moda, y allí estaba él.
Era un chico muy popular y tenía un regimiento de chicas que le iban detrás. Solía ir con tres amigos, dos de ellos hermanos, y los cuatro eran los guapitos del lugar. A cada una de mis amigas le gustaba uno de ellos, y de tanto coincidir empezamos todos a hablar.
Un buen día estaba yo bailando como si tal, cuando me dijo: ¿Puedes bajar? Porque yo estaba subida en una pista superior. Bajé y me besó. 

Recuerdo que todo a mi alrededor se paró, no oía la música y era como si estuviésemos solos en ese momento. Cuando reaccioné todo volvió a la normalidad, la música volvió a "sonar" de nuevo y nos fuimos a la famosa pared, donde las parejitas se besaban.
Él tenía 18, y supongamos que se llamaba Mario. Pues bien, Mario era alto, muy moreno, agitanado, y bailaba muy bien. Yo siempre llegaba antes porque mi tiempo de estar en la disco era limitado, y cuando lo veía entrar me descomponía porque me gustaba mucho. Yo al él no tanto, ya que para mi sorpresa, un día vino de la mano de una chica. ¡No me lo podía creer!
Supongo que como tenía donde elegir, variaría muy a menudo, y de esa manera fue como destrozó mi corazón. 

Mario siempre iba con una amiga, que físicamente no era el tipo de chica con la que él solía dejarse ver, pero que por cosas de la vida terminó casándose con ella. Con los años, y a través de una de mis amigas, me enteré que quizás él tomó esa decisión por no enfrentarse a su realidad, una realidad que lo habría hecho feliz, pero prefirió seguir el patrón social impuesto y no dar así más explicaciones.

Creo que ahora que está tan de actualidad el pin parental, no podemos volver a la situación de Mario, ya que si hay información desde la escuela sobre este tipo de cuestiones, cada niño, podrá decidir expresar libremente lo que siente sin temor a ser rechazado, sin sentirse diferente, simplemente siendo él.


Gracias a Mario descubrí que besar es algo maravilloso, y que no debemos dejar que pase de moda. Besar hace el 50% del trabajo previo a una relación sexual completa y hay quien se empeña en ir directamente al botón mágico. ¡Señores! ¡Paciencia! Que las prisas no traen nada bueno...
Si las mujeres quisiéramos ir directa al grano, nos valdría con el famoso "satisfayer", que por lo visto debe succionar bien, ya que la venta se ha disparado. A mí me va más lo natural, no soy yo de aparatitos, pero igual debo empezar a introducirme en ese mundo y me sorprendo...


Después de Mario estuve mucho tiempo sin besar a nadie, cosas de adolescente enamorada, hasta que conocí a dos chicas que me llevaban mucha ventaja en este sentido y no paraban de meterme presión. Eran edades complicadas, donde algunos se dejaban influenciar por los que tenían alrededor, pero yo, y mi marcada personalidad, hicieron que me tomase el tiempo que yo necesité oportuno para perder la tan famosa virginidad.


En el instituto conocí a un chico, él era un año menor que yo y empezamos a salir. Mi primer novio. Yo tenía 19 años en este momento, y aunque anteriormente había estado con algunos chicos que querían mantener relaciones yo nunca me sentí preparada. Llevábamos unos meses saliendo cuando llegó el "esperado y temido" momento.
Todo salió bien, pero cuando comparas el sexo a los 19 y el sexo a los 44, evidentemente no tiene nada que ver. Es un proceso natural de descubrimiento, y como tal, se disfruta mucho más a edades más maduras. 
La relación con este chico, que duró un año, me trae recuerdos muy vagos y en la actualidad nos saludamos con normalidad, pero no mucho más.


Recuerdo una anécdota de aquel momento que me hace mucha gracia. Yo le dije a mi madre que estaba saliendo con un chico, nunca lo presenté en casa, pero quería que lo supiera. Pues bien, como la cosa iba adelante, o eso parecía, mi madre un buen día me dijo:
"Silvia ¿tú le has dicho a tu novio que eres negra?" 
WHAT????????
"No mamá, no he caído en decírselo" Le dije muerta de risa.
Mi madre que se empezó a cabrear me dijo: "Ya me entiendes, lo que quiero decir, es que él sepa que si tenéis hijos pueden ser negros o mulatos, y como tú eres tan clarita igual no se ha dado cuenta" 
Yo no podía parar de reírme y el enfado de mi madre iba en aumento.
Mi respuesta fue bien sencilla: "No te preocupes mamá, porque yo no voy a tener hijos"
Cosa que he mantenido toda mi vida, porque siempre lo he tenido claro (ni negro, ni mulato je, je)


El sexo en mi casa, como en la de casi todos en aquella época, era un tema tabú. Si en la tele salía alguna escena de beso o sexo, en mi casa cambiaban de canal, así que la información te la tenías que buscar por tu cuenta. Aunque en mi caso no me ha traído ningún problema, es un gran error evitar este tema, ya que luego suceden cosas que no son las esperadas. De hecho yo estoy aquí por eso mismo, por la desinformación a la que se sometía a los hijos hace 40 años, y el número de embarazos no deseados eran muy alto. En la actualidad hemos vuelto a lo mismo, o eso pretenden, pero es muy importante abordar estos temas también desde casa, ya que a los hijos hay que educarlos en todos los aspectos para que luego no hagan lo que hicieron conmigo: "Os podéis quedar a la niña" No se puede crear vida para desocuparte de ella, pero bueno yo hoy todavía no he resuelto una cuestión:

¿Verdaderamente mi padre biológico no quiso ocuparse de mí?
Lo descubriremos en el siguiente capítulo...





Aquí tenía 19 años. A pesar de mi juventud, siempre tuve claras mis ideas, y sobre todo lo que tenía claro era que no me iba a dejar arrastrar por imposiciones sociales ni familiares. 
Hoy miro a esa chica y solo le diría una cosa: "Mantente firme en lo que piensas y serás feliz"
Aunque tuvo que pasar mucho tiempo, finalmente lo conseguí.
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SEXO, AMOR Y OTRAS HISTORIAS






Capítulo 3
HABLEMOS DE AMOR



La primera vez que mi pequeño corazoncito de seis años se "enamoró" fue de mi vecino Pepe. Yo jugaba con su hermana Inma y de tanto ir a su casa empecé a sentir mariposillas. Recuerdo que me gustaba mucho, era un niño guapísimo y un par de años o tres mayor que nosotras.
Ahí empezó mi historia de lo que yo he creído durante mucho tiempo que era amor, con respecto a los hombres. 
Evidentemente a estas historias de mi niñez no se las puede considerar amor, pero también es cierto que eran unos sentimientos tan puros y nobles que bien se merecen ese nombre. 
Identificar el amor, es algo más complicado de lo que parece. Mi amiga Isabel una vez publicó un video de un señor que explicaba lo que era el amor, y he de reconocer que me sentí bastante aliviada al escuchar su teoría. Venía a decir que el amor es amor cuando es recíproco, y cuando no lo es, no es amor, es otra cosa. Esta teoría explicaba que el amor busca a el amor y no para hasta encontrarlo, por eso las personas que se definen como enamoradas no correspondidas, realmente no lo están, han confundido este sentimiento y lo han identificado erróneamente, ya que según dicha teoría, si fuese amor sería correspondido.


Hace algo más de dos años, una noche, coincidí con un chico y según yo, me enamoré. Me gustaba muchísimo, y a pesar de no coincidir mucho, yo estaba supercoladita. Como su situación no era la más idónea como para expresarle yo lo que sentía, le decía de manera indirecta lo que me estaba pasando con él, pero no había manera de pillarlo por ningún lado, siempre se mantuvo en su sitio y muy correcto. El tiempo pasaba y yo ya me estaba agobiando, porque como se suele decir, solo tenía ojitos para él. Llegué incluso a sentirme triste, porque el tiempo pasaba y nada, las pocas veces que coincidíamos parecía que yo sí le gustaba, pero nunca llegó a confirmarme nada.
Un día abrí Facebook y voilà! allí estaba la publicación que me abrió los ojos. Me di cuenta de que yo no estaba enamorada de él, que tan solo era una atracción que yo había confundido con enamoramiento y me quise agarrar a esa teoría, y oye, funcionó. 


A medida que yo iba creciendo, el tema de la pareja me ha estado persiguiendo como si fuese lo único y más importante para esta sociedad. No he tenido relaciones de larga duración, como mucho dos años y pico, y claro, la gente, tan indiscreta e inoportuna y por qué no decirlo, amargada, se encargaba de repetirme una y otra vez la dichosa preguntita: ¿Y tú cuando te vas a echar novio?
A lo que yo últimamente respondía: ¿Y tú cuando te vas a morir? ¿Lo sabes? Porque yo tampoco sé cuando voy a tener novio, no te puedo dar una fecha concreta. Ambas preguntas tienen la misma respuesta: NO LO SÉ. 
A otras me daban ganas de decirle: para tener un novio como el tuyo prefiero estar sola, porque muy feliz no se te ve, no.
Y a algunas les hubiese dicho: si ya me estoy follando a tu marido, ¿para qué quiero un novio?
Pero como yo, a pesar de lo que mucha gente piensa, sí soy prudente, cuando hay que serlo, nunca les dije nada de esto. Igual en algún capítulo alguien se siente identificado, porque el tema del amor y el sexo no ha hecho más que empezar.


Parte de mi familia, a la que yo les importo un pimiento, también se han encargado de hacerme sentir menos por el hecho de no tener pareja, pero para fastidio de ellos, no lo han conseguido. 
Rompí muchos lazos familiares cuando mi madre falleció, porque consideré que conmigo no estuvieron a la altura. A veces pasaban meses, incluso años sin vernos, y lo primero que me preguntaban, en vez de preguntarme como estaba, era si tenía novio. Ya siendo un poco más mayor, me preguntaban que si me había casado y yo siempre respondía que no, que no estaba casada, lo cual no significaba que estuviese sola. 
Ese pensamiento antiguo a la hora de educar a las niñas en plan, tienes que conseguir un buen hombre, etc...¡Está ya muy desfasado señores! Las mujeres que quieran pueden estar solas si lo desean y no por eso van a ser unas infelices o unas amargadas.
También me han dicho mucho eso de: ¿Quieres un gato? Los gatos dan mucha compañía, y yo estupefacta decía: ¿Y quien te ha dicho que yo necesite compañía?
 Todo el mundo no es igual ante la soledad, hay quien la lleva fatal y otros la hemos llevado genial, puesto que si es elegida no hay problema. A mí me encanta estar sola y disfrutar de mis momentos, y no sola de pareja, sino de otras compañías. Hay quien no puede ni comer solo, porque se siente triste y yo como sola porque lo que tengo es hambre, no tristeza. Y no hay manera de hacer ver a otros que lo que para ti supone un problema para otros no. Afortunadamente yo no formo parte del conjunto borreguil de esta sociedad, yo si tengo que apartarme del rebaño, lo hago y tan pancha.


El 11 de octubre del pasado año vi a un chico muy guapo y por dentro sentí una cosita muy rara...¡Jum! 
Yo me dije Silvia, tranquila, pero creo que has tenido un flechazo por derecho. Al día siguiente ese chico tan guapo me dijo: Voy a hacer algo y me voy a arriesgar, si me sale bien bien, y si no pues nada: Y me besó.
La teoría de que el amor busca a el amor es cierta, porque en nuestro caso lo supimos identificar desde el minuto uno. Dijimos sin miedo desde el principio lo que sentíamos, porque el amor no da miedo, el amor da amor.
Pues bien, ya tengo novio, y ahora los comentarios son: "me alegra verte feliz, ya te tocaba" ¿Perdonaaaa? Yo ya era feliz, no me tocaba nada, simplemente ahora estoy enamorada. No confundamos las cosas. La felicidad no te la da el amor, la felicidad te la das tú mismo si te paras a buscar, pero claro, para eso hay que hacer un trabajo que muchos no están dispuestos, por eso nunca van a ser felices, ya que si basas tu felicidad en el estar con otra persona, si esa persona desaparece, estás bien jodido. 
Ser feliz molesta, pero yo lo siento, no voy a dejar de serlo por contentar a los demás. 
Una vez leí: A la gente le gusta verte feliz, pero no más que a ellos...¡Qué gran verdad! Y que penoso a la vez...
De como el amor llegó a mi vida hablaremos, pero en otro capítulo...




La representación del amor es un corazón. Hay muchos tipos de amor, pero todos tienen algo en común, y es el sentimiento que se tiene hacia una persona, animal, cosa o a sí mismo.

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SEXO, AMOR Y OTRAS HISTORIAS






Capítulo 2
LA RESPUESTA


Desde bien pequeña he aplicado "la lógica", y puede que por ese motivo, en el colegio, mis profesoras le dijeran a mi madre que era una niña inteligente, que no lista, ya que ambos términos se confunden con muchísima facilidad. Pues bien, yo no me quedaba conforme con lo que mi madre me había dicho sobre el tema de por qué todo el mundo era blanco menos yo, y de vez en cuando preguntaba a ver si con suerte, la respuesta me dejaba satisfecha.
Mi madre, viendo lo que se le venía encima, un día me contó una historia:
"Silvia, tú sabes que los bebés están dentro de la barriguita de las mamás ¿no? Y yo le respondí que sí. Pues bien, tú tienes una mamá que te llevó en la barriguita, y otra que soy yo, además de la Virgen María que es la madre de todos" (sí, mi madre era católica practicante, y metió a la Virgen también en el ajo)



La historia me dejó tan alucinada que ya no pregunté nada más, ya lo del color pasó a un segundo plano, porque ¡tenía tres madres! Era tal mi excitación que estaba deseando llegar al cole al día siguiente para contarle a mi mejor amiga que yo tenía tres madres. Me sentía importante, porque como mucho los demás niños solo tenían dos.


Verónica era mi mejor amiga. Fuimos inseparables durante toda nuestra infancia y adolescencia, ya que en el instituto también fuimos juntas en el mismo curso. Una vez que dejamos el instituto, nuestras vidas tomaron rumbos diferentes, pero siempre me da muchísima alegría cuando coincido con ella, ya que esa nostalgia de la niñez me hace que la vea con mucho cariño.
Al llegar al cole, lo primero que hice fue contarle que yo tenía tres madres. Mi profesora me escuchó con atención relatar la historia y me llamó para hablar conmigo. Me dijo que si podía repetirle la historia que yo le estaba contando a Verónica y ni corta ni perezosa, la volví a contar.
A los pocos días llamaron a mi madre para contarle lo sucedido y esta les explico de manera "adulta", evidentemente, el quid de esa cuestión.
"Mi hija, en realidad es mi nieta, pero su madre no ha querido saber nada de ella, y mi marido y yo la estamos criando como a una hija más"
Mi profesora le dijo que no había nada más que hablar, que yo era su hija y ella mi madre.



Jamás he permitido que nadie me dijera que mi madre era mi abuela. La primera persona a la que dije mamá fue a ella, la primera persona a la que identifiqué como mi madre, era a ella, la persona que ha hecho posible que yo siga estando en este mundo y sea la persona que soy hoy, es ella, porque parir es un acto puntual, criar, educar y amar es otra cosa.
Es cierto que a pesar de haber tenido una relación compleja, mi madre ha sido la persona más importante de mi vida, de hecho sé que ella sigue estando conmigo, jamás se ha separado de mí, aunque ya hayan pasado 24 años desde aquel 1 de noviembre en el que tuve que aceptar que ya nunca la volvería a ver...


No hace mucho, en mi casa, sucedió un hecho un tanto extraño con una bombilla. Aparentemente era una simple bombilla que se había fundido, pero yo quiero pensar que no. La bombilla empezó a parpadear hasta que la luz se apagó, pero esta se rompió de una forma poco usual y yo, como en muchísimas ocasiones estaba pensando en mi madre, pero justo en ese momento tenía un pensamiento muy concreto y fue cuando la bombilla se rompió. 
Decidí no tirarla, y la he colocado dentro de un cuenco que tiene forma de corazón. Yo siento que fue una señal hacia el pensamiento que yo tenía y en otro momento entenderéis el motivo.
Hay personas que creemos en el Ángel de la Guarda, y yo soy una de ellas, porque no os imagináis la protección que yo he sentido sobre mí desde aquel 1 de noviembre de 1995.


Un hecho muy terrible iba a suceder después de saber yo la historia de las tres madres. Digo terrible, porque para una niña de cinco años, el mundo, no es el mundo real tal y como lo concibe un adulto. Cuando eres adulto, afrontas hechos traumáticos de una manera muy diferente a como lo hace un niño, ya que la niñez puede marcar muy severamente tu personalidad posterior, aunque afortunadamente sé que no tengo secuelas de nada, ya que siempre he tenido este carácter alegre que según todo el mundo me define.
Yo no contaba con el hecho de que esa mamá, en cuya barriguita yo había estado, un día podía aparecer...y sí, apareció.


Normalmente era mi madre la que iba a recogerme al cole, y una tarde, aparece mi madre con mi tía, su cuñada, hecho que me llamó la atención, pero no dije nada. Durante el camino de regreso a casa, yo iba cogida de las manos de ambas y justo un poco antes de llegar mi tía me dijo: 
"Silvia, ¿te acuerdas de la historia que te ha contado tu madre sobre tu otra mamá?" Sí, respondí, la que me llevó en su barriguita. Pues bien, me dijo mi tía, esa mamá está arriba en casa, cuando la veas le das un beso. ¡Toma ya! Sin anestesia. Subimos y al abrirse la puerta una mujer llorando se vino para mí y me cogió en brazos balbuceando no sé que de "mi niña".
Ese fue para mí el primer contacto con la mujer que me había dado la vida, y recuerdo como mi cuerpo se quedó lacio, como un peso muerto, ya que ese primer contacto, me produjo mucho rechazo.
No me gustó su olor, ni la sensación del contacto corporal y mucho menos que me diese besos en la cara. Cuando me bajó al suelo, yo me fui corriendo para mi madre, buscando su protección, su olor, su contacto y sus besos. Yo no quería nada con aquella mujer, de la misma manera que luego a lo largo de toda mi vida, ella tampoco quiso nada conmigo.


Esto en sí, no fue el hecho terrible al que me refiero, no. El hecho terrible, fue lo que tuve que escuchar minutos después. Mi madre le dijo a su hija: "La niña es tuya, si quieres, te la llevas". En ese momento yo entré en pánico, no entendía por qué mi madre decía eso, ¿dónde me iban a llevar?  ¿cómo que "la niña es tuya"? ¿pero qué estaba diciendo?
La respuesta de aquella mujer fue: No, la niña os la podéis quedar vosotros. Y yo respiré tan aliviada, que creo que esa noche dormí como nunca.
Con el paso de los años, siempre le eché en cara a mi madre lo que dijo, pero ella me explicó que lo dijo con la boca pequeña, que jamás me hubiese dado a nadie, pero que al no entender de leyes, creía que tenía la obligación de entregarme a mi madre biológica, pero que nunca fue su intención separarse de mí, y cumplió su palabra. Jamás se separó.


El título de madre o padre, no te lo da el parir, o el engendrar. Ese título te lo da el rol que se asume cuando se decide ser el padre o la madre de alguien, independientemente de su origen. Es cierto que el roce hace el cariño, y cuando te dan mucho amor, creces fuerte y seguro de ti mismo.
Entiendo perfectamente que mi madre biológica no me quisiera, ni yo a ella, puesto que aún habiendo tenido esta primera oportunidad de quererme, ya que solo tenía cinco años, decidió que no y no hubo roce, por lo tanto tampoco cariño. Y yo jamás me he sentido mal por este hecho, ya que como he dicho y seguiré repitiendo a lo largo de esta historia, mi madre es la mujer que aunque no me dio la vida, sí me la conservó.


Os preguntaréis donde queda la otra parte de esta historia ¿no? ¿dónde está mi "padre"?
Ya hablaremos de él en otro capítulo...





Aquí tenía dos años y medio y aún no sabía todo lo que me tenía reservada mi vida.











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SEXO, AMOR Y OTRAS HISTORIAS

    






Capítulo 1
LA PREGUNTA


No tenía muy claro como empezar a escribir mis memorias, de hecho a algunos les puede sorprender que vaya a hacerlo, ya que las memorias de alguien siempre se asocia a gente de edad avanzada. En mi caso aún cuento con 44 años, aunque mis 45 ya están al caer. Hay personas muy mayores cuya vida pasa sin pena ni gloria, y otras muy jóvenes que por el contrario son dignas de conocer ya que por lo vivido bien merecen que se les publique un libro. Yo voy a hacerlo a modo de entradas en mi blog, y he elegido los jueves para hacer mi publicación semanal.
El jueves me gusta, es justo el día que está en la mitad de la semana y a modo de búsqueda de equilibrio, me quedo con él. En este momento la balanza está quieta, no se inclina hacia ningún lado, aunque supongo que a medida que vaya escribiendo, habrá momentos en los que este equilibrio se rompa por completo.

Empezaré con "Otras Historias", ya que para el sexo y el amor siempre hay tiempo.
Siempre he dicho que mi infancia ha sido el período de mi vida más feliz, pero con el paso de los años me he dado cuenta que no. La felicidad como tal, como ese bien preciado que todos anhelamos, llegó a mi vida a los 39 años para no irse jamás. 
No es lo mismo ser que estar, ya lo dijo Alejandro Sanz, y yo soy una persona feliz, que a veces no está feliz, pero me defino como tal, porque ser feliz ya es una característica más de mi forma de ser, aunque sobre felicidad ya hablaré más adelante.

Nací un 17 de febrero de 1975, era lunes, día que he odiado durante años, y que ahora me encanta, porque antes los veía como el empezar una rutina que no me gustaba, y ahora los veo como el inicio de una nueva semana en la que tengo muchas cosas interesantes y bonitas que hacer. Como anécdota os diré que casi nazco en un taxi, pero finalmente dio tiempo a llegar al hospital y a las 9.45h de la mañana, esta servidora venía al mundo. El nombre elegido para la niña fue Silvia, nombre que me encanta, pero que he dejado para el trabajo, la burocracia, mi presentación ante personas desconocidas, para el médico, identificación policial si hiciese falta... pero Negra me gusta mucho más, para mí es más personal, más cariñoso, más yo.

No tardé en darme cuenta de algo evidente, y cuando fui consciente, empecé con las preguntas. Y la primera fue: ¿mamá, por qué soy de otro color?
Creo que tenía unos tres años y mi madre ya tenía preparada su respuesta, supongo que tuvo tiempo para pensarla, ya que sabía que algún día yo preguntaría, y creo que también sabía que no me iba a conformar y seguiría insistiendo hasta quedarme satisfecha. Esa pregunta marcó un antes y un después en mi infancia, ya que todo giraría entorno al porqué.

¿Mamá, por qué soy de otro color? Respuesta de mi madre: "porque si todos fuésemos iguales, seríamos tontos".
¡Ay madre! ¿Realmente mi madre pensaba que yo me iba a quedar conforme? La que no era tonta era yo, y le dije: "pero es que todos sois iguales, menos yo"
Yo siempre he vivido con mi familia materna, y todos son blancos, en la calle, toda la gente era blanca, todo mi entorno era blanco, entonces: ¿por qué yo no?
Ahora este planteamiento no tendría la más mínima importancia, pero hablamos de los años 70, Jerez de la Frontera, y la imprudencia, el descaro y la poca educación de algunas personas, que delante de mi familia hacía preguntas como si yo fuese sorda, sin tener en cuenta el impacto o el daño que podían hacerle a una niña de 3 años.

Las preguntas se sucedieron durante algún tiempo más y ya con 5 años mi madre me contó una historia y entendí el porqué de mi color, el porqué de mi pelo, el porqué de todo...
Ser española y negra no ha sido fácil, pero en la vida ¿algo realmente lo es? Pues sí, la vida es más sencilla de lo que parece, pero el ser humano, complejo por naturaleza, tiende a complicarla sin sentido, porque la mayoría de la veces ve, pero no mira, oye, pero no escucha, habla, pero no dice...de ahí la búsqueda de la felicidad, una felicidad que tenemos ante nosotros, pero nos empeñamos en buscar en alguna parte...



Continuará...
Nos leemos el próximo jueves en el blog de La Negra manda. 


Mi mamá y yo. Año 1975, diciembre.
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